Diócesis de Abancay celebra Misa Crismal y define prioridades pastorales para 2025
La Diócesis de Abancay, jurisdicción eclesiástica conformada por las provincias de Chincheros, Andahuaylas, Aymaraes y Abancay de la Región de Apurímac, vivió una jornada significativa este jueves, con la celebración anticipada de la Misa Crismal, un acto central en el que los sacerdotes de la jurisdicción renovaron su compromiso de servicio al Señor. La ceremonia se adelantó a la fecha tradicional del Jueves Santo, en sintonía con otras diócesis a nivel mundial. La víspera, el miércoles 09, los presbíteros provenientes de diversas parroquias se congregaron en la ciudad. Tras compartir una cena a las 7:00 pm., participaron en una reunión pastoral liderada por el Excmo. Mons. Gilberto Gómez González, Obispo de Abancay, y moderada por el Rvdo. P. Eligio Molero Osorio, Vicario Episcopal. En este encuentro diocesano, se delineó el Proyecto Pastoral para el año 2025, siguiendo las directrices emanadas de la Santa Sede. Un eje central de este plan es la implementación de la Sinodalidad, en consonancia con el llamado del Papa Francisco. La diócesis buscará promover un estilo de vida y una misión eclesial de comunión y participación del Pueblo de Dios en su peregrinación hacia el Reino. Otro pilar fundamental es la vivencia del Jubileo Ordinario 2025, convocado también por el Sumo Pontífice bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”. Este jubileo es también un hilo conductor para las acciones y decisiones pastorales de la diócesis. Como colofón, se destacó la organización del primer Congreso Misionero de los Enfermos y Ancianos, un evento impulsado por las Obras Misionales Pontificias del Perú que tendrá como sede la Diócesis de Abancay el próximo mes de octubre. La jornada del jueves se inició a las 8:30 am en la capilla del Seminario Mayor Nuestra Señora de Cocharcas, donde los sacerdotes se unieron en oración ante el Santísimo Sacramento junto a su Obispo. En su alocución, Mons. Gómez González invitó a la reflexión sobre la profundidad de la unión con Cristo y el compromiso sacerdotal, interrogando a los presentes con preguntas como “¿Estoy más unido a Cristo, soy más de Dios?”, recordando la promesa de “respeto y obediencia a mí y a mis sucesores”. Citando al Papa Francisco, enfatizó la importancia de la cercanía del sacerdote: cercanía a Dios, a los hermanos sacerdotes y a los fieles. El Obispo también abordó las diversas tentaciones que pueden afectar al clero, como la envidia, el aislamiento, la preocupación por la pobreza material en comparación con otros, y la desobediencia. Subrayó la distinción entre “hacer de sacerdote” y “ser sacerdote”, recordando que este último implica ofrecimiento, entrega y donación, a ejemplo del “cuerpo entregado y sangre derramada” de Cristo. En relación con la fraternidad sacerdotal, Mons. Gómez González destacó que la verdadera amistad entre sacerdotes trasciende la mera camaradería, convirtiéndose en una manifestación de la presencia de Dios y un don mutuo. Tras la bendición con el Santísimo Sacramento, los sacerdotes se trasladaron a la Catedral de Abancay para la celebración de la Misa Crismal. Durante la eucaristía, renovaron solemnemente sus promesas sacerdotales y acompañaron al Obispo en la consagración de los santos óleos, utilizados para ungir y consagrar en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sacerdotal. En la homilía, el Obispo pidió a los sacerdotes ser “otros cristos”, en el sentido de que cada sacerdote, desde su debilidad, es el personero de Dios en el mundo. Por la tarde, bajo el signo de la Sinodalidad y la esperanza, finiquitando otros aspectos pastorales, cada uno, con corazón renovado, retornó a su parroquia, esperando vivir y hacer vivir intensamente la Semana Santa que está ya ad portas.
