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“Al maestro con cariño”
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“Al maestro con cariño”

“Al maestro con cariño”

Así es amigos. Entre las fechas de mayor significación en nuestro calendario, sin duda, es el DÍA DEL MAESTRO, día de ese personaje realizador de la causa de la educación. Por tan especial conmemoración, hoy miércoles 06 de julio, rendirán homenaje a los amautas peruanos en todos los centros educativos del país, en nuestro Abancay de igual manera, en la Dirección Regional de Educación y salutaciones de todas las instituciones locales y regionales, los ciudadanos comunes y corrientes tampoco podemos quedar al margen de esa obligación, no sin antes testimoniar nuestra gratitud a esos profesionales que nos enseñaron a leer y escribir y nos enseñaron los conocimientos de las diferentes ramas del saber humano. Poco puedo agregar a todo lo que se ha dicho relevando la presencia de un profesional que todavía sigue postergado en sus remuneraciones, sin embargo sigue al frente del trabajo, muchos de ellos destaca-dos en los rincones más apartados de nuestro Perú profundo, y hablando en particular de Apurímac, en las comunidades y villorrios más lejanos trabajando en condiciones nada compatibles, en lugares donde no han llegado todavía vías de comunicación, donde no hay los servicios indispensables de agua y desagüe y energía eléctrica, donde no funciona una posta médica para acudir en busca de salud cuando hay dolencias, sin embargo, hay voces faltos de comprensión a esos apóstoles de la educación. A esos maestros en particular me dirijo ahora, reconociendo su sacrificio abnegación, comprendiendo sus dificultades hasta de peligro por el fenómeno socio político que aún no ha terminado, soy consciente y sincero en manifestar mi devoción por esos maestros que trabajan lejos de las comodidades que en alguna medida gozamos los pobladores de las ciudades capitales. Felizmente ahora se ha dado la Ley de la Carrera Pública Magisterial que otorga incentivos económicos a los maestros con mayores conocimientos, algo es algo. Ojalá que lo hombres que legislan escuchen sus reclamos centrados mayormente en mejorar sus remuneraciones y también para que otorguen bonificaciones especiales a los maestros que trabajan en rincones apartados sin contar con los servicios esenciales, de tal forma que compense esas privaciones y de otro lado constituya un atractivo económico trabajar al interior de las provincias y distritos, en vez de buscar reasignaciones a las capitales, problema que es general en todas las direcciones regionales y subregionales de educación. Asimismo, en esta oportunidad del DÍA DEL MAESTRO, hago llegar mi saludo reverente a la Asociación de Cesantes y Jubilados en Educación de Apurímac, maestros que han dedicado media vida a la causa de la educación desde los tiempos en que las remuneraciones eran simples propinas por tan noble apostolado. Quiero singularizar mi homenaje a grandes maestros que ha tenido Abancay y que fueron mis profesores en mi Escuela N° 661 de varones, ex Prevocacional, hoy MAJESA, que felizmente ahora cuenta con moderno local. De mi cofre de recuerdos de cuando «escuelero», extraigo los nombres de quienes fueron mis profesores, los señores Alejandrino Huerta que era el Director que vestía impecable con corbata «michi», José Huerta, Alejandro Carpió, Rosa Emilia Palomino, Concepción Lízarazo de Torreblanca y Crisanto Peralta Canaval, todos ellos en la gloria de Dios, seguramente en su diestra, porque ellos en su tiempo trabajaron de lunes a viernes en horario de mañana y tarde y los sábados en horario de mañana, cuando no habían sindicatos que los defiendan, sin embargo se dieron íntegros en causa de la educación forjando generaciones y generaciones de hombres de bien para el pueblo de Abancay y Apurímac, muchos de ellos que brillan con luz propia no solamente a nivel local, nacional, sino también internacional. De esos tiempos de estudiante «escuelero» de los años 38 y alrededores, recuerdo lindas anécdotas, cuando mi profesor en primer año el señor José Huerta usaba todavía la palmeta; de mi profesora de segundo año la señorita Rosa Emilia o Rosalía Palomino que nos daba latigazos encima de la espalda de nuestro compañero de aula de apellido Saavedra que en esa vez ya era padre de familia y su esposa desde San Antonio le traía diariamente el almuerzo; de mi adorada profesora a quien la quería y respetaba mucho, la señora Concepción Lizarazo quien rompía el puntero en la cabeza de los alumnos flojonazos, de mi profesor de quinto de primaria señor Alejandro Carpió, que a los que no sabían las lecciones o tenían mal comportamiento, los hacía parar de cabeza en una esquina del aula sobre las almohadillas de la pizarra. A todos ellos y a todos los maestros en actividad de Apurímac y del Perú, mi rendido homenaje y saludo, porque al MAESTRO CON CARIÑO.

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    Chaski
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