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Descubren medicina para curar ronquidos
Publicación: lunes, 06 de junio de 2022

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Descubren medicina para curar ronquidos

Descubren medicina para curar ronquidos

Así es amigos. Las señoras y el vecindario en particular, ya podrán descansar en paz, ya podrán dormir tranquilamente, porque el químico yugoslavo Franjois Kajoiz ha logrado elaborar un producto a base de 12 componentes naturales, cuya propiedad curativa consiste en eliminar el ronquido de los “roncadores” -valga la redundancia- dicho en términos cristianos, equivale a algo así como un tubo silenciador que usan los vehículos para disminuir el ruido de sus motores. Según la nota informativa, ese producto europeo debe llegar en ‘breve a los mercados latinoamericanos para su venta en farmacias bajo receta médica, para evitar sobredosis suministradas voluntaria o involuntariamente por las contrapartes gestionando disimulada y sofisticadamente un viaje sin retorno, tal como lo hacía la súper gorda Alicia Andrade de Risas y Salsa con su marido Guayabera sucia. A propósito de ronquidos que desvelan a la contraparte y al vecindario, un doctor que es amigo mío me explicaba, que el ronquido es un mal general en los gordos, ó también es a consecuencia del tabique nasal que puede estar desviado, o simplemente puede ser a causa de poca higiene en la nariz. Las señoras en cambio, empíricamente diagnostican que el ronquido se produce cuando sus esposos duermen con el cuello torcido y general mente, cuando se reconocen en horas de la madrugada luego de una reunión con la collera haciendo zig-zag y con un turrón de contagiar una borrachera de segunda mano. Aclaro que en esta oportunidad cuando hablo de roncar, no me estoy refiriendo a los machistas que son los reyes absolutos en el hogar, donde su palabra es ley, donde su palabra es la última decisión inapelable, donde ni los suegros pueden siquiera atreverse a intervenir menos a emitir una opinión por más que tengan la razón. Hablando de roncar, tampoco me refiero a las contrapartes ronconas que usan pantalones rayados en casa parecidos a la piel de las cebras, de esas damas que hacen decir, que en casa quien canta es la gallina y el gallo es solamente un complemento de perpetuación de la especie y nada más. Como repito, no me estoy refiriendo a esa modalidad de roncar sea masculina o femenina, del cual me ocuparé, en comentario posterior. En la presente oportunidad, hablo exclusivamente del acto físico de roncar, privilegio de los varones que han cometido, perdón... “que hemos cometido el craso error de jurar amor eterno ante Dios y el Registro Civil Hablo de roncar como tractor de oruga a la hora de estar en la horizontal, a la hora de descansar en el ring de las 4 perillas, hecho que a las contrapartes les hace subir la temperatura obligando a enterrar a sus esposos con todas las almohadas habidas y por haber para que el ronquido no se escuche, ni moleste. Esta vía crucis que dicen pasar las contrapartes, terminará cuando en las farmacias de nuestro Abancay se venda ese producto milagroso anti ronquidos. La nota informativa no especifica cómo será su presentación, si será en líquido o será en pastillas. Personalmente supongo que será en pastillas porque en líquido corre el riesgo de abombarse. Por estrictas medidas de seguridad, a los esposos no conviene que sea en pastillas para evitar una equivocación por parte de las señoras, que cuando están en pie de guerra con una bronquitis de la trompada, pueden caer en la tentación de hacernos tomar 5 pastillas de golpe en lugar de una sola hasta colocarnos en la recta final rumbo al barrio residencial de Condebamba, lógicamente, aprovechando que estamos en plan de “yo te estimo”, tal como hacen las: “peperas” en los cabarets de la ciudad. Como quiera que guerra avisada no mata gente, la medida de previsión tenemos que hacer un control diario del consumo de las pastillas anti ronquidos, tal como hacen las contrapartes con sus pastillas anticonceptivas, para evitar lo que dice un sabio pensamiento popular: “A camarón dormido se lo lleva la corriente”, “porque a nosotros no nos lleva nadie, menos las contrapartes”.

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    Chaski
    EDITOR