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DESENTRAÑANDO LA DELINCUENCIA CAUSAS, PREVENCIÓN, Y SOLUCIONES EFECTIVAS
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DESENTRAÑANDO LA DELINCUENCIA CAUSAS, PREVENCIÓN, Y SOLUCIONES EFECTIVAS

DESENTRAÑANDO LA DELINCUENCIA CAUSAS, PREVENCIÓN, Y SOLUCIONES EFECTIVAS

«Cuando el hombre ya no encuentra placer en su trabajo y trabaja sólo por alcanzar placeres lo antes posible, entonces sólo será casualidad que no se convierta en delincuente» sentenció acertadamente un escritor inglés llamado Theidir Ninnseb. Una de las carencias mas fuertes de nuestra sociedad es la insuficiente formación moral y espiritual de las personas, que propicia vicios y lleva a la delincuencia. En buen romance, un delincuente (sea ladrón, asaltante, estafador, violador o corrupto), es un pobre diablo que quiere conseguir algo bueno sin esfuerzo. Los delincuentes, son muchas veces hábiles, astutos e inteligentes, pero aplican sus destrezas para el mal. En varias ciudades del mundo, da vergüenza decirlo, hay peruanos que nos desprestigian, por ser delincuentes. Por culpa de estos indeseables gente de bien ha tenido que avergonzarse y sufrir maltratos al viajar por el extranjero, y peor aún los migrantes, para quienes es difícil conseguir trabajo y ganarse la confianza. En nuestro país, la delincuencia campea, más en las grandes ciudades y más en el norte que en el sur. ¿Cuáles son los delitos más comunes? Según el statista.com el acto delictivo más común en las áreas urbanas es el robo de dinero, carteras o celulares con una tasa de 8,6% es decir que, de 100 habitantes, 9 fueron víctimas y 4 sufrió un intento. Según ojo-público.com ente el 2012 y 2021 hubo un incremento del 28,1% en el empleo de armas de fuego en los robos, según infobae.com cada hora se registran 11 delitos, entre robos, violaciones y asaltos agravados. El alcoholismo tan extendido ha facilitado las cosas para los pillos, pues al disminuir las facultades se es presa fácil de asaltos y robos. También lo facilita, el andar a altas horas de la noche, el desorden y las aglomeraciones. El 3.9% sufrió una estafa y muchísimos más reiterados intentos de estafa. Hay una gran variedad de estafas y los tramposos utilizan cada vez más y mejores tácticas para engañar a los ingenuos. Muchas se manejan desde las cárceles a través de computadoras y equipos celulares, en complicidad con malos funcionarios. Las más comunes ya no son presenciales, se hacen por teléfono, email redes sociales o mensajería, donde los facinerosos despiertan la codicia de los cándidos ofreciendo inversiones con resultados fabulosos, premios, promociones, bonos, y hasta herencias de supuestos pobres enfermitos desahuciados que no tienen a quien dejar su dinero. Otros se hacen pasar por familiares o amigos en apuros, o instituciones de caridad inexistentes; también por ejecutivos de bancos o empresas refiriendo problemas inexistentes. También las pirámides de todo tipo caen en este orden, pues siempre pierden los últimos participantes, su dinero va a parar a los bolsillos de los primeros y ellos quedan sin nada, En algunos casos, los delincuentes buscan conseguir dinero o información personal que pueda conducir a extraer el dinero de las cuentas de los incautos, conseguir créditos o hacer compras en su nombre. La tecnología ha propiciado el aumento de este tipo de estafas, aprovechando que cada vez se ensancha más la brecha entre los que saben y los que no saben. Por ello es necesario enterarse más y tratar de ponerse al día con la tecnología. El 2% reciben maltrato u ofensa sexual, un problema preocupante en todos los estratos sociales. Durante el año 2020 ocurrieron 5,985 casos de violaciones sexuales, y en menores de edad fueron 3,928. Acorde con el registro del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) se atendieron 9,993 violaciones sexuales a mujeres en los últimos dos años, pero se estima que buena parte de estos casos no son denunciados. El 1.7% denuncia agresiones, amenaza e intimidación. La mayor parte de estos casos están relacionados con el consumo de alcohol y drogas, más que en el caso de los delitos sexuales. El 1.5% sufrió un robo vehicular y el 1.1% quedó solo en intento. El 0.4% sufrió un robo domiciliario o de su establecimiento. Y el 0.1% sufrió secuestro o extorsión. Increíblemente, 36% de las victimas decidieron no denunciar pues consideraron que era una pérdida de tiempo por la inacción y falta de interés de las autoridades. Delincuentes Foráneos La delincuencia ha aumentado con la llegada de muchos delincuentes extranjeros, entre los que destacan venezolanos. Ninguna generalización es buena, pero tampoco podemos ser ingenuos y permisivos. Los venezolanos se caracterizan por su conducta irrespetuosa y matonesca, pero no son capaces de enfrentar en su propio país al dictador que los hizo huir. Chile se hartó y tomó serias medidas, expulsó a todos los venezolanos y hoy están la frontera tratando de pasar al Perú. Ya es hora de tomar medidas para controlar la migración. La Corrupción A pesar de que los delitos mencionados son graves y preocupantes, hay otro que en números es mucho mayor: la Corrupción. En julio del año pasado, el contralor general Nelson Shack reveló que los actos de corrupción e inconducta funcional en la administración pública ocasionaron al país un perjuicio económico de más de 24 mil millones de soles de acuerdo al Índice CGR de Corrupción 2021 que anualmente emite la Contraloría General. que representa el 13.6% del presupuesto nacional devengado o ejecutado. La escasa conciencia de la importancia de la comunidad y el bien común, predispone a una actitud egoísta y centrada en sí misma. Los delincuentes de saco y corbata son los peores y para ellos deberían ser las sanciones más duras. ¿Qué podemos hacer? En primer lugar, exigir normas más fuertes y de fácil aplicación, drásticas y punitivas al máximo. Como dice el dicho “La esperanza del perdón, alienta al pillo y al ladrón.” En segundo lugar, evitar la blandenguería moral de una sociedad demasiado permisiva e inconsecuente. Los delincuentes deben ser señalados con el dedo y repudiados por toda la comunidad. No podemos ser tolerantes con quien delinque, sin importar la razón que lo motive, su edad, salud, instrucción o condición social. No conduce a nada el decir: “pobrecito”, “acacallau”, “pobre su madrecita”, “pobrecitos sus hijitos”. Aunque de pena, el delincuente debe recibir todo el peso de la ley y el repudio público. En tercer lugar, promover mejor educación y cultura. La ausencia de valores propicia una grave falta de sentido de ética y moral, una baja empatía y respeto hacia los demás, la ausencia de responsabilidad y respeto a la ley y a las normas sociales. Por último, la ley debe ser siempre dura y equitativa. No se puede permitir que los ricos y poderosos escapen de la justicia o tengan cárceles doradas. Un amigo me dijo, « Te has dado cuenta que entre los expresidentes presos el gringo está tranquilo en su casa, el cachaco ya salió, pero los cholos y el ponja, siguen entre rejas». Para pensarlo, ¿no? Algo se podría aprender de las medidas dadas por Nayib Bukele en El Salvador. Los resultados saltan a la vista, ya no se ven en las calles a pandilleros con atuendos holgados, tatuajes en el rostro y armas al cinto y hay más de 58.000 detenidos. Algunas medidas fueron denunciadas por derechos humanos, razones habrá, pero cabe preguntarse ¿Dónde estaban estas organizaciones cuando las pandillas vulneraban el derecho de los ciudadanos inocentes?

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    Chaski
    EDITOR