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Donde mueren los valientes
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Donde mueren los valientes

Donde mueren los valientes

Así es amigos. Atendiendo la sugerencia de varios hinchas de la NOTICIA COMENTADA, brindo este chascarro para ver si de alguna forma los súper machos de cantina puedan cambiar de actitud respetando a sus compañeros de reunión, porque se dan casos, que siempre hay un chancho que rompe el chiquero y malogra la reunión que hasta momentos antes era simpática y amena. Esta frase donde mueren los valientes es un tanto familiar en varios y muchos pueblos del país. Los que hemos tenido la oportunidad de viajar por este Perú profundo, la hemos escuchado con frecuencia, porque en cualquier parte por nuestra propia idiosincrasia, las amistades se consiguen con agüitas, los negocios redondos se celebran con agüitas, las pérdidas en los negocios se disipan con las agüitas, el dolor por la pérdida de seres queridos se mitigan también con agüitas, nace un varón de 5 kilos de peso también se festeja con agüitas, se matrisuicidan también con agüitas, se vuelven a casar también con agüitas, bueno… y las agüitas se toman en las buenas y en las malas en los bares y cantinas. Precisamente en esos lugares es donde algunos terribles terrícolas, dando rienda suelta al subconsciente por alguna situación frustrada o porque se le cruzan los chicotes, empiezan a armar grescas de padre y señor mío, convirtiéndose en súper machos y súper valientes. En la práctica mis amigos, no sabemos si llamar a las cantinas donde siempre hay líos entre parroquianos, «Donde mueren los valientes» o llamarlas «Donde nacen los cobardes», porque a decir verdad, conocemos algunos terribles vecinos que a golpe de la cuarta botánica de agüitas con espuma, se convierten en el súper campeón de box, de karate, de en suma de cuanta modalidad hay en esto defensa personal. Cuántas veces vemos mi amigo sambo color de la... canela, convertirse súbitamente reencarnación de Bruce Lee y dispuesto a mechará Ion el resto del mundo: Con la más pintada grita el desgraciado le doy de ventaja una mano, un ojo y una pata. Bueno en eso de «pata», el mismo se autocalifica muy bien, porque solamente los animales tienen pata. A veces ese desafío se cumple mis amigos, como dice un pensamiento popular, «Para un macho no falta otro macho», y antes que el súper cuadrúpedo... perdón, el súper desafiante gladiador termine de lanzar su desafío, no falta otro macho que se le adelanta y le tapa un ojo haciéndole vender manzana verde en cantina a media noche, diciéndole: “Hechos y no palabras”. Ustedes amables lectores del diario CHASKI no sé cómo la ven y qué criterio tienen sobre estas circunstancias, si las cantinas donde cada día hay batallas campales deben llamarse donde mueren los valientes o donde cada día hay más cobardes; tal vez para ponernos de acuerdo sea necesario convocar a un panel fórum en la glorieta de la plaza de armas. Esta historia de valientes en cantinas, me hace recordar una lindísima película italiana titulada el «Súper Macho» con Lando Buzanka, que es muy diferente a estos súper machos de cantinas, porque el comediante Lando representaba a un varón súper dotado para el ring de las 4 perillas, pues dice era “trébol”. Este sí es súper macho, en que los súper machos de cantina no tienen ni para empezar con Lando Buzanka

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    Chaski
    EDITOR