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Por algo se arrienda el Tambo
Publicación: lunes, 31 de enero de 2022

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Por algo se arrienda el Tambo

Por algo se arrienda el Tambo

Así es amigos. Una vez más, agradezco a la tremenda hinchada que me hace llegar sugerencias para comentarlas como aperitivo, particularmente a la hora del almuerzo a fin que haga realmente provecho y no sea un simple cumplido decir: Buen provecho. En el diario trajinar por este mundo cruel, por este valle de lágrimas, por este purgatorio de amores, se dan casos en la vida, en el que, por encima de dispositivos rígidos se da elasticidad en el trato, cuando por en medio conlleva la obligación de servir a la amistad, pero a la amistad sincera, a la amistad verdadera no a la interesada. Cuando por ejemplo en una determinada repartición pública, una gestión para ser agilizada, puede recibir un empujoncito sin tener que recurrir a la odiosa coima que dicho sea de paso tiene plena vigencia, sin negarse a prestar un servicio por amistad, salvo el caso que el servicio pueda comprometer la estabilidad laboral del amigo obligándole en cierta medida a incurrir en irregularidades. Por lo demás, al margen de esta eventualidad, existe la obligación si cabe el término de servir a la amistad leal y sincera, pues, por algo se arrienda el tambo. Esta misma coyuntura se da también en otras estampas de la vida diaria, en el cotidiano trajinar, cuando por las circunstancias del momento, una persona está en condiciones de servir a otra persona o a otras personas, haciendo honor a eso que se llama amistad en la amplitud de su significado, unas veces directamente, otras veces a través de terceras personas que con su concurso o intervención pueden servir dando una manito. - Hermano de mi alma, tú eres amigo de fulano, por favor quiero que agilice este trámite. Sobre el pucho mí querido viejo, por algo se arrienda el tambo de ¡a amistad, porque también yo en una oportunidad le hice un flaco servicio. En el amor también se dan oportunidades de servir cuando se arrienda el tambo, en este caso, sin abusar de la buena fe de la buenamosa o del enamorado, tan solamente un servicio puro, inmaculado, sincero y sin mancha. En la práctica tal vez sea el servicio más inmediato y efectivo pues, por ejemplo, nadie puede negar un favor a una dama... el que diga que no… que levante la mano para conocerlo: Señorita... este... sabe... vengo de parte de su novio Carlos, necesito de usted, por favor, sabe... se trata de lo siguiente.... - BASTA, basta joven, no sea tan corto, PIDA NOMAS LO QUE QUIERA, tratándose de mi peor es nada cualquier cosa, por algo le arriendo mi tambo... perdón, por algo se arrienda el tambo. - No tanto señorita, NO TANTO, solamente un telefonazo al Director fulano y nada más, yo también seré su humilde servidor por los siglos de los siglos y estaré a su disposición las 24 horas del día. Sabe señorita, soy como los Boys Scouts... SIEMPRE LISTO. Y así por estilo, en muchos cases de la vida real, se sirve a las personas que cultivan la amistad, que la riegan con sentimientos de respeto, sinceridad y cariño, a este tipo de amistades, jamás de los jamases se les puede negar un servicio, pues, por algo se arrienda el tambo. Uno de los traviesos de mi collera decía que a una buenamosa por ejemplo, no se le puede negar un servicio cuando en alguna oportunidad concedió anticipos. Una con otra decía el travieso. Hoy por tí, mañana por mí, pues por algo se arrienda el tambo.

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    Chaski
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